05 septiembre 2008

Entre otras cosas...

Tras más de un año, con todos sus meses, sus días, sus horas; Con todo su tiempo lleno de cosas por, para y sin hacer, Helena fue madre de una niña hermosa, a la que llamó Luna en honor a las noches en vela. El padre de la criatura, un respetable padre de otra familia.

Helena y su Luna, y sus noches en vela de pañales y teta y biberones se instaló en casa. En una casa que hasta entonces había sido mía. Y es que, no escarmiento ni tampoco sé dejar a nadie en la estacada y joder, así no hay quien viva su vida, ni yo la mía.

Hace poco más de un mes que Helena consiguió enderezar su historia y alquilar un piso, no es que no lo hubiera hecho antes por falta de dinero, porque yo misma se lo hubiera prestado a cambio de recuperar algo de independencia, sino más bien, por falta de madurez; y eso, coño, ni se compra, ni se vende, si aparece de la noche a la mañana. Pero vaya si su hija a puesto un punto de cordura en su cabeza de transparencias y peinados magníficos.

Y ahora las echo de menos, a ella y a su hija. De pronto la casa se ha quedado en silencio.

He aprendido a olvidar a algunos de mis hombres y lo más jodido de todo, a engancharme justo del que no debo.

04 septiembre 2008

Septiembre

El tiempo pasa y tampoco es tan importante. Lo verdaderamente significativo es que yo también paso por él. De su misma manera: implacable, sin retorno, sin más futuro que dentro de un segundo.
Pasarán cientos de cosas a las que les sumaré las miles que han pasado y, aún así, seguiré siendo yo.