Me gusta no tener que esperar a nadie, ni que nadie me espere al volver la esquina.
Mirar escaparates y sonreírle a las dependientas, porque sólo así el cristal se vuelve menos frío.
Me gusta comer piruletas: lo confieso. A estas alturas de mi vida y no creo que exista un mayor placer que quitar un plástico a un corazón y meterlo de una vez dentro de la boca.
Me gusta la ciudad en la que vivo y su mezcla de gentes.
Mis tacones y los adoquines que piso firmemente.
Me gusta mi trabajo, mucho; Me gusta implicarme si sé que el resultado de la labor merece la pena; tiene sentido.
Me gustan los hombres que me gustan: mi particular colección de amantes que guardo con recelo en mi calendario. Me gusta sobretodo el jueves. Mi día.
Me gusta Jose Luís y su cara de sorpresa. Y cómo me hace el amor.
Me gusta Helena, y su dulzura desde que es madre, y cómo intenta sobrevivir a su vida.
Me gusta mi vida con su desorden, y sus prisas, y sus poetas.
Me gustan mis libros, y sus notas al márgen, y las viejas cartas que ya dejamos de escribirnos.
Me gustan mis amigos y mis amigas, y sus discursos, y sus cantatas y sus borracheras, y sus familias...
Me gusta mi gente...
Me gusta Eddi Vansi, y pienso pegarme un buen polvo con él cuando encuentre su bar o cuando él me encuentre... .. .
Me gusta pintarme los labios rojos, y ponerme carmín en los pezones y usar el perfume justo para mi cuerpo.
Me gusta ser mujer política, ser roja, ser como soy y vivir como vivo.
Sí... Me gusta...