Con los años se me da peor sobrevivir al invierno. Más aún cuando una gripe del tamaño del Everest se ha hecho conmigo, y no me suelta, y me hace vulnerable a casi todo. Sobretodo a la nostalgia, porque cuando estoy enferma me pongo muy tonta con esto del recuerdo.
Volver a leerle ha sido toda una afrenta. De pronto, todo el pasado ha vuelto y se ha hecho presente. Y me han sobrevenido unas ganas tremendas de asomarme por la ventana y gritar al vacío que sigo viva, que él también, que qué jodido que él sea como es y yo como soy, y que por mucho que volviéramos a nacer no nos pondríamos de acuerdo.
El caso es que me excita leerle imaginado que es un extraño. Como si volviese a ser ese desconocido al que reconocí hace no sé ya cuantos años. Ese hombre que me conquistó con su trazo de escritor de veras.
Pues sí.
Qué ganas me dan de dejar al mundo con su perorata y su tragedia por un rato y correr hasta tu lado, y que me hables con esa voz rajada que me sigue poniendo, y que me cuentes alguna de tus historias, o que hagamos algo de lo que se nos ha quedado en el tintero.
Esta jodida gripe, que me trae por la calle de la amargura, y que joder, también me deja un hueco para recordar que el algún sitio me queda un trozo de corazón que aún está lleno ti. Canalla.
Volver a leerle ha sido toda una afrenta. De pronto, todo el pasado ha vuelto y se ha hecho presente. Y me han sobrevenido unas ganas tremendas de asomarme por la ventana y gritar al vacío que sigo viva, que él también, que qué jodido que él sea como es y yo como soy, y que por mucho que volviéramos a nacer no nos pondríamos de acuerdo.
El caso es que me excita leerle imaginado que es un extraño. Como si volviese a ser ese desconocido al que reconocí hace no sé ya cuantos años. Ese hombre que me conquistó con su trazo de escritor de veras.
Pues sí.
Qué ganas me dan de dejar al mundo con su perorata y su tragedia por un rato y correr hasta tu lado, y que me hables con esa voz rajada que me sigue poniendo, y que me cuentes alguna de tus historias, o que hagamos algo de lo que se nos ha quedado en el tintero.
Esta jodida gripe, que me trae por la calle de la amargura, y que joder, también me deja un hueco para recordar que el algún sitio me queda un trozo de corazón que aún está lleno ti. Canalla.
5 comentarios:
Bueno. Como se dice, para la gripe una semana o siete días, a elección. Y mucho líquido.
Para lo otro, no hay solución. Aunque esto de contar las cosas suele aplacar algo; no mucho, pero menos es nada.
Yo seguiré, fiel o terco -no se, pero en realidad da lo mismo-, aguardando que grites.
Escuchar de nuevo esos tacones, aunque sea en plan melancólico, me pone los vellos de punta.
Besos de reencuentro apasionado.
Algo parecido a lo que has escrito tú escribiría yo pero de ti, para ti, después de volver a leerte, de darme de bruces de nuevo con tu talento, al fin; y de nuevo una buhardilla, libros, cigarrillos, Boris Vian, besos; de nuevo el deseo de lo que me debes y te debo, y la certeza de que la próxima vez que coincidamos saldaremos cuentas.
Sí o sí, moon.
Sí.
¿No?
Sí.
A otras las gripes las vuelven más tontas o más ansiosas, no se...
Grita o dí lo que te de la gana que aquí seguimos pese a las ausencias.
Un beso
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