09 agosto 2009

"...Volver a los 17, después de vivir un siglo..."

Antes, cuando era más jóven, me refiero, me gustaba pasar la noche en vela follando. 


Así, como suena. Sin hacer otra cosa con mi partener que eso. Bueno, alguna otra cosa también, pero relacionada de manera inexorable con el sexo. 

Toda una noche dale que te pego al asunto. Sudando, dejándonos la piel en cada movimiento. Aplicando en cada nuevo acto todas nuestras fuerzas, echando el resto; como animales salvajes en plena lucha, como si aquellas noches y aquellos polvos fueran los últimos de nuestras vidas, o de aquella noche, que era mucho peor que el fin del mundo, porque sabíamos que tras terminar ya no tendríamos nada. 



Qué cansado.



Ese ímpetu lo dan los años, claro. 

De ningún otro modo el sexo vuelve a ser experimentado con la misma intesidad que cuando aún no pisas la veintena. 

Es en ese tramo de la vida, cuando tampoco tienes otras preocupaciones que no sean las destinadas a procurarse placer, o a procurarles placer a otros (siempre y cuando revierta también en una, eso sí) el sexo es algo así como el epicentro de la existencia.

Son unos años de autocomplacencia, de cañas de cerveza y tabaco, de algún aditivo ilegal y todo el tiempo del mundo para servirnos.

El descubrimiento de un buen polvo hace que el resto no tenga importancia,  y joder si se convierte en lo más importante: "quiero ser la mejor folladora del mundo", o "follador", según el caso.


Sin más que el yo en primera instancia y el yo en segunda y tercera, el estar con otro es una puesta a prueba de las habilidades de uno mismo.

 

Conforme los años pasan, el sexo se enriquece.

Jodido tópico certero, pero con matices.


Más que enriquecerse se reconforta uno con él. 


En la mayoría de los casos, llegados a una edad, el sexo se condiciona a la vida, a lo que de ella hemos hecho y al final acabamos follando como vivimos y en la cama somos una extensión de la oficina, de la empresa, de todo lo que conforma nuestra cotidianidad, nuestra rutina.


Para mí el sexo conforme han ido pasando mis años, se ha convertido en algo menos importante, menos serio, más de disfrute de los sentidos sin prestar demasiada atención a ese afán orgasmal.

Ahora es mucho más divertido que cuando comencé a practicarlo; De mucho más provecho que en mi época juvenil.

Ahora es cuando el sexo es verdaderamente sexo, porque comenzamos a sacarlo de nuestra cabeza para convertirlo en un verdadero juego de los sentidos.

Y eso que tengo menos tiempo y más preocupaciones, y más complicaciones de pareja, y más parejas complicadas, y días más largos que cuando tenía veinte años, y noches que se me hacen mucho más cortas, y hombres y mujeres tan  infelices en algunos casos, que al final, en la cama, acaban necesitando más de psicoanálisis que de orgasmos.


Si no viviera el sexo como lo vivo, yo no sería yo. Ni el sexo sería sexo para mí. 


Y mira que, a veces, echo de menos un vuelta a los veinte (pero eso sí: sabiendo todo lo que sé ahora, ¿no?)


11 comentarios:

Southmac dijo...

"De ningún otro modo el sexo vuelve a ser experimentado con la misma intesidad que cuando aún no pisas la veintena."

Discrepo profundamente, y eso que estoy más cerca de los 40 que de los 30.

Sr. Miyagi dijo...

Jajaja, pensaba citar esa misma frase para mostrar mi disconformidad, pero se me adelantó Southmac, así que me limitaré a mostrarle mi adhesión. Por suerte o por desgracia, parece que aún quedamos unos cuantos treintañeros viciosos en el mundo...
Yo experimento diferentes impulsos y sensaciones dependiendo de con quién esté compartiendo el lecho en un momento determinado. De hecho, creo que me convierto en un tipo de amante distinto según quién sea mi partenaire. No todas las mujeres le sacan a uno el animal que lleva dentro. Me refiero a que con algunas personas el sexo es un asunto más relajado que con otras, lo cual no lo hace ni mejor ni peor, solo diferente...

¡Ah, qué carajo, a quién intento engañar! No hay nada mejor que pasarte un día entero sin salir de la habitación, pidiendo pizza por teléfono y follando como locos. Las cosas como son, Tacones.

Max dijo...

Todos desearíamos hacer un viajecito hacia atrás, sabiendo lo que sabemos ahora por supuesto. Y es que la vida no es justa, deberían dejarnos ensayar primero.

Besos

LOLITA LOP dijo...

me apunto a esa vuelta a los 20 con mi sabiduría actual ... uffff .... con lo tonta que yo he sido .... anda que no he dejado pasar oportunidades por hacerme la mojigata ....

niña , que suscribo todo lo dicho , que lo has plasmado genial y que soy de las tuyas , y al que no le guste que no me mire , pero me encanta el sexo y lo disfruto a tope


besos

Miguel Baquero dijo...

El psicoanálisis antes o después... pero no durante el polvo, por favor. Eso es lo peor (lo digo por es@s que necesitan más de psicoanáisis que de orgamos, que haberlos haylos)

Turulato dijo...

Vamos de crítica, que una buena escritora la merece, mientras que la alabanza continua la desprecia en cierto modo.
Mi crítica es .., ¿cómo decirlo?, pictórica. Si, eso. Creo que al escribir -tú al menos- pintas con la palabra. Y tu pintura es tan densa que la calificaría de matérica.

Antes, cuando era más jóven, me refiero, me gustaba pasar la noche en vela follando.
"Antes, cuando era más joven, me refiero, me gustaba pasar la noche en vela, follando."
¿Qué te parece?. Yo, escribir, lo hago a lo bestia, sin estilo; pero suelo hacerlo en voz alta. Algo parecido a como dirige un director su orquesta, yendo unos compases por delante de los que suenan. Digo en voz alta lo que escribo a continuación, de manera que lo escrito es el sonido de mi palabra.


Y en cuanto a lo que tratas... Hace años follaba mi cuerpo, hoy follan mis sentires. Hace años buscaba ser querido, hoy intento querer (y no me resulta fácil). Hace años era placentero poseer, hoy...; quizá pudiera llamarlo fundirme con ella. Hace años había pocas palabras, hoy follan cómplices los sonidos.

¿Qué quieres que te diga?. En realidad trato de entregarme. Solo eso.

←¢Ä€£®£§→ dijo...

Me sumo a este viaje, a preparar las maletas que a los 17 me voy.

Southmac dijo...

Sr. Miyagi, te entiendo y comparto tu razonamiento mucho más currado que el mío, jjaja

el_irlandés dijo...

No confundamos disfrute con intensidad. Y nada es tan intenso como la primera vez que se practica (ni la primera paja, ni el primer salto de puenting, ni el primer puto día que vas al colegio). Nada. Es lo que tiene lo desconocido. Cuando ya sabes lo que te espera, seguramente estés preparado para disfrutarlo más, pero nunca volverás a sentir lo que sentiste al principio.

Pero bueno, supongo que los que están tan agustito en los 40 tendrán mucha prisa por llegar a los 80, porque ahí sí que van a disfrutar como cochines jabalíes. Jartitos de experiencia, ya saben.

Resumiendo, que Ms Higheels is right again, as usual.

Apesardemi dijo...

Ay! El sexo siempre, o casi siempre, es maravilloso.

A los 20 es muy diferente que a los 40, 50, ... Se afronta y se disfruta de diferente manera. Lo importante es que nos siga generando ilusión y deseo.

Me gusta lo que has escrito y estoy muy de acuerdo contigo.

Un besazo.

Croketon dijo...

totalmente de acuerdo con el Sr. Miyagi, pero podría pasar de la pizza si hay cola cao y galletas!!!