01 mayo 2007

De Noche


Cojo el coche. Pongo rumbo a la ciudad porque me apetece abanicar la noche a solas.

Mi casa está prácticamente terminada: tan igual de vacía a como lo ha estado los últimos meses, o años. Da igual.

No quiero ver al Doctor esta noche, ni escuchar a Helena con sus dilemas existenciales de juzgado de guardia. Una Helena que parece cómoda conmigo en casa, sobretodo, porque la okupa parezco yo, que suelo pasar inadvertida hasta para ella.
Es lo que quiero. No necesito que nadie sepa que existo.

Tampoco ésto es necesario, pero sí catalizador.

Salgo del coche que duerme ya en el parking. Me acerco a la barra del bar de siempre. No está la camarera, y me alegro, tampoco tengo ganas de charlar. En su lugar un morenazo impresionante.

La noche no es tan mágica como se suele representar, ni es nuestra oportunidad, ni el hombre de nuestros sueños aparece al fondo de la barra: allí suele estar el morador de las que serán nuestras pesadillas.
No sé por qué la gente se empeña en salir de noche.

Recuerdo que cuando era joven, al salir con el grupo de camaradas la noche era nuestra, y no tenía fin. Y estaba llena de casi todo, y nosotros receptivos como esponjas, inasequibles al desaliento aunque nos amaneciera, y nos dieran las doce del medio día y el día fuera nuestro también: siempre existía la posibilidad de que la vida diera un giro de 360 grados si seguíamos allí…

Algunas veces giraba, o se quedaba estática o alguien encontraba un rollo que tenía los días contados. Otras, las posibilidades se estiraban y tenías que dividir los días y las horas en más aún para poder dar abasto.

Supongo que he llegado al cenit. A un jodido horizonte en el que “el pescado ya está vendido”, como dice una vieja compañera. Un momento de mi vida en la que todo encaja de forma tan correcta que me empieza a dar miedo.

Mi trabajo marcha sobre ruedas. Mejor de lo que pensaba a priori, soy buena en lo que hago, a qué negarlo, y las expectativas de éxito se han multiplicado por mil. Me alegro, pero estoy acostumbrada precisamente a lo contrario. Tal vez, tenga que discutirle algún día a Eddi Vansi, que “el éxito no es fácil”.

El Doctor es mi pareja en este vía crucis amoroso en el que vivimos inmersos. En esta especie de balsa que flota sobre aguas tranquilas y claras. ¿Acaso no va a llegar ningún día la tormenta que mueva todos nuestros cimientos? Tanta calma mansa me crispa.

Me quiere. Le quiero, a mi manera, de la única forma en la que sé quererle. Dice que soy una mujer fría, distante, que si he sido siempre así o sólo es con él, pero yo ya no le doy explicaciones a nadie, y es su percepción, y no voy a llevarle la contraria si es lo que cree.
Es lo que hay.
No voy a darle más porque no hay nada más que dar.

Tranquila.

Me ensimismo en todo este discurso intrínseco a solas con mis pensamientos. Pido otra caña que paga gustosamente un caballero compañero de barra. Le sonrío. Es atractivo, pero como si quiere ponerme un piso en el centro, porque no estoy para nadie.

Paseo por Granada de noche. No hace demasiado frío, la gente ríe, grita, bebe, se besan o se insultan… Mis tacones resuenan al fondo de la calle.

Me paro frente a un escaparate y me miran raro: ¿es que sólo son visibles a media mañana? ¿Son menos interesantes o marcan diferentes precios de madrugada?

Me enciendo un cigarrillo y me siento en un escalón. Tampoco tengo nada mejor que hacer y el aire me sienta jodidamente bien en la cara.

Pienso en que tengo que dejar de fumar, que es una putada ser dependiente de esta mierda. Que es lo único que me ata, que me subyuga, de lo que soy sumisa consentida y consciente. Y creo que el Lunes es el peor día para hacerlo.

A mi lado se sienta un caballero cuarentón. Buena planta. Mejor vestuario. Magnífico olor.

Le digo que el Lunes es el peor día para dejar de fumar y le ofrezco un pitillo.

Me dice que sí, que también es un mal día para un divorcio. Y lo enciende.

De pronto me río: él tiene lo que yo busco y viceversa.

Le digo que ojala me divorciara yo también en el caso de que tuviera una pareja al uso.

Se ríe. Supongo que no entiende bien mi definición de “Pareja al uso”.

El jodido movimiento que me hace estar viva.

Unos muchachos me echan un piropo al pasar. Les doy las gracias por el halago y el caballero reafirma lo dicho por los mozos.

A su pregunta le digo que no, que si me pintase el pelo no tendría la cantidad de canas que tengo.

Tampoco él usa “just for men” y me alegra.

Nos vamos a su casa. Amanece. Tiene una terraza desde la que se puede contemplar la Alhambra. Me prepara un zumo mientras me visto y me dice que le gustaría hacer el amor conmigo…

A la vuelta, el Doctor duerme en el sillón de mi casa y la televisión continúa encendida y Helena no está, y hay varias copas en la mesa…

Preparo algo de comer. Nos sentamos.

El silencio…

16 comentarios:

Mar dijo...

Para algunas la calma y lo cotidiano nos quita la vida ¡no se qué coño es lo que necesitamos!, da igual, al menos sabemos lo que no queremos.
Salú, compañera...

Turulato dijo...

¡Qué cosa!. El estilo, el mismo, pero el contenido.. Hoy te he sentido cerca, como otras veces muy lejos.
Hace poco me hacías una pregunta, que era, a su vez, una afirmación. ¿Has pensado que la afirmación puede ser errónea y que la pregunta se conteste por el paso de los años?.

MALEFICABOVARI dijo...

No cambies nunca, sojodía, cómo me gusta leerte, me gustó tb lo del pescado vendido a estas alturas, pero ya ves que no, que la terraza y el zumo dan buena fé de ello. Te veo bien, pero te he visto mejor. Parece que ya hubieses llegado al pico mas alto, y que la vista que tienes no es la que esperabas, que tu estabas y estás hecha para picos aún mas altos... no se, me queda esa sensación.
Te echaba de menos, sabes, tía? Te echaba mucho de menos. Las intensas siempre creemos que conseguirlo todo nos dará la puta paz ansiada, pero qué va, es un cuento que nos montamos para seguir distraidas, siempre necesitamos mas...
Bss enormes,
Male

Hermes dijo...

Te entiendo total y si además estabas por el mirador de San Nicolás... ni te cuento....

Besos morbosos

Mr. TAS dijo...

¿te has propuesto dar continuidad a estos magníficos relatos?
me gustan mucho.
me quedo con lo de

-me voy a tomar la libertad colocar un enlace a tu blog en mi carrusel de contactos-
un saludo.

LOLITA LOP dijo...

buscamos la armonìa y cuando llega parece que nos ahoga ... será cosa genaracional ...

me gusta imaginarte sentada en el escalón , fumando rodeada de noche ...La noche del sur huele diferente ...

un beso de reencuentro ..

Gacela Herida dijo...

Firmaba ahroa mismo por un zumo de naranja con esas vistas! :D

El detective amaestrado dijo...

No estuve allí, pero seguro que yo era uno de los chicos que te piropearon al pasar.
Me dieron ganas al ver lo bien que cuentas la historia, el ritmo que le impones...

Joyce dijo...

Y... la vida... pasa...

Y si todo está bien? A disfrutarlo...

No hay porqué darle más vueltas.

el_irlandés dijo...

Una cosa me ha quedado clara. Nunca usar just for men si quieres preparar un zumo a una morena de quitar el hipo sobre tacones de infarto. Supongo que tampoco el crecepelo estará indicado.

Anónimo dijo...

es la primera vez que te leo y me gusta...volvere a visitarte.
Un beso

Mr. TAS dijo...

no te asustes de verme con la ropa de trabajo, es que vengo a reparar mi comentario anterior.
me quedo a mitad en una fraseen la que te quería destacar una de las muchas imágenes que me han gustado del texto, te iba diciendo: "me con lo de...
bueno, pues lo completo con lo que escribes:
"A mi lado se sienta un caballero cuarentón. Buena planta. Mejor vestuario. Magnífico olor."

además de que el ritmo es perfecto, el que destaques el olor me encanta.

joer menos mal que me tienes aquí todos días y he repasado, que si no como que estaba a mitad!! jajaja

pcbcarp dijo...

Me acuerdo de un grupo de cabareteros extremeños, que conocí en uno de mis garitos, que cantaba una canción cuyo estribillo era algo parecido a:

"¿topaqué topaqué? ¡Topaná topanáaa!"

Me parece sabio. A veces tratamos de fingir que no está todo el pescado vendido pero, la verdad, preferimos que sea así. Al menos, yo.

Unknown dijo...

Tiempo de retomar el rumbo, o simplemente de cambiarlo, porque a tí la monotonía como que no. Bueno ese aire nostálgico a veces viene bien para que reflexionemos y oteemos el horizonte antes de continuar.

Un besazo descastado, pero eso sí, húmedo como pocos.

Tu otro doctor.

Emilio Calvo de Mora dijo...

abanicar la noche a solas....

Anónimo dijo...

Que bueno, dale duro.